martes, 13 de diciembre de 2011

El autómata real

Leo en el libro "La década que nos dejó sin aliento"  de Juan Eslava Galán un extracto de la Constitución Española.

Artículo 56.
3. La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65,2.

Artículo 64.
2. De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden.

No seré yo quien pretenda que sea violado por nadie, pero por qué no sustituir a una persona sin responsabilidad, o irresponsable, por un autómata. Tiene muchas ventajas, no envejece, ni se da golpes con las puertas, gasta menos y puede llegar al mismo nivel de consenso que la actual monarquía. Molesta lo mismo, y no genera la animadversión cainita que tanto pánico da en esta nuestra España cuando pensamos en un presidente de la república.

La monarquía ha sufrido generaciones de progreso genético por selección (negativa) y por consanguinidad. Incluso se usó la sangre de refresco a lo Puigmoltó cuando la línea se venía abajo. En definitiva, las mejores estrategias disponibles en su época. Ahora, ha llegado el siglo XXI, y tenemos dos alternativas, o bien un rey transgénico, que al menos sea fosforescente, o al menos irrompible. Aunque, mucho mejor, un CyborgRey, que salude y firme documentos, según le toque, que pueda ser desconectado y que tenga parientes tan virtuales como él.


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